las emociones y enfermedades

Lo que debes saber sobre las emociones y enfermedades

Las emociones son reacciones físicas y psicológicas que experimentamos frente a estímulos que percibimos del exterior. Son universales y tienen una función adaptativa para la supervivencia humana. Pues constituyen un factor determinante en nuestra conducta y en la forma de relacionarnos socialmente.

Pueden clasificarse en dos tipos, positivas y negativas. Pero son las que pertenecen al último grupo, las que pueden llegar a alterar tanto el normal funcionamiento del cuerpo y la mente. Provocando un efecto adverso en la salud integral de los individuos, especialmente cuando las experimentan con demasiada intensidad o frecuencia.

Numerosas investigaciones parecen indicar que las emociones negativas favorecen la aparición de ciertas enfermedades. Esto debido a que provocan un inadecuado funcionamiento del sistema inmunológico, además de un sobreesfuerzo que deriva en el deterioro de la salud integral.

Asimismo, también hay indicios de que las emociones positivas, como la alegría y el optimismo resultan beneficiosas para las personas, pues no solo nos ayudan a afrontar mejor los problemas de salud, sino que también facilitan el proceso de recuperación.

Es así como la estrecha relación entre las emocionas y la salud, es ampliamente aceptada en la actualidad. La propia Organización Mundial de la Salud ha reconocido que más del 90 % de las enfermedades tienen su origen en un nivel psicosomático.

Siendo así, se vuelve determinante considerar los factores psicológicos y las necesidades emocionales de los individuos en el tratamiento de las enfermedades. Pues cuando las personas tienen habilidades para sobrellevar cargas emocionales son menos vulnerables a estas.

Emociones mal gestionadas pueden propiciar ciertas enfermedades | Foto de cottonbro en Pexels

Relación entre emociones y enfermedades físicas

Ciertas respuestas emocionales producen reacciones fisiológicas como elevación de la frecuencia cardíaca, hipertensión y aumento de la tensión muscular entre otras. Cuando esto sucede de manera prolongada, puede dar lugar a un cierto nivel de inmunosupresión.

Investigaciones confirman que largos períodos de tristeza, ansiedad crónica y tensión continua, se asocian con un mayor riesgo contraer enfermedades como asma, artritis, cefaleas, úlceras y otros problemas gastrointestinales, así como dolores musculares y trastornos cardiovasculares.

En su libro “Inteligencia Emocional” Daniel Goleman explica que repeticiones constantes de episodios de ira ocasionan una tensión adicional al corazón, lo que eleva la presión sanguínea e incrementa las posibilidades de desarrollar enfermedades coronarias.

Esto concuerda con los resultados obtenidos en un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. En el cual se entrevistó a pacientes tras sufrir un ataque cardíaco, confirmándose que la mayoría de ellos había sufrido episodios de ira en el período evaluado.

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Por otro lado, se ha observado que la ansiedad también adquiere relevancia en pacientes sometidos a cirugía. Pues aquellas personas que se muestran más alteradas suelen presentar hemorragias abundantes, infecciones o complicaciones, y demoran más en recuperarse.

El estrés también disminuye las defensas naturales del cuerpo, haciéndolo más propenso a problemas físicos. Estudios han corroborado que situaciones estresantes son comúnmente asociadas con enfermedades cardiovasculares, así como enfermedades infecciosas como la gripe.

Es importante mencionar que las emociones van moldeando y modificando a lo largo de la existencia, pues se ven influenciadas por las diferentes experiencias y por todo lo que vamos aprendiendo. De allí que sea completamente normal que cada individuo tenga reacciones muy diferentes en cada situación, dependiendo de su propia percepción sobre cada estímulo y su manera de afrontarlo.

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