emociones reprimidas

Emociones reprimidas y sus consecuencias

Las emociones reprimidas son aquellas que, por alguna razón, preferimos ignorar, no queremos aceptar o les restamos importancia.  No obstante, esto puede tener consecuencias más serias de las que nos imaginamos.

Muchas veces reprimimos lo que sentimos porque consideramos que no es lo suficientemente importante, o porque sentimos miedo de expresarnos. Pero la realidad es que es muy importante gestionar nuestras emociones de forma adecuada y asertiva.  

Socialmente, lo común es que expresemos con cierta libertad las emociones que consideramos positivas como la alegría. Pero en cambio no nos sentimos tan cómodos sobre las que llamamos emociones negativas, y es por ello que muchas veces se convierten en emociones reprimidas.

La verdad es que toda emoción tiene su razón de ser, y cuando las reprimimos, lejos de desaparecer, permanecen en nosotros a un nivel subconsciente. Al menos hasta tener la oportunidad de manifestarse, muchas veces de manera descontrolada y dañina.

Las emociones reprimidas se pueden comparar al vapor que se acumula en una olla de presión a medida que sube la temperatura, y el cual, tarde o temprano buscará una salida. Mientras más tiempo se les reprima, más explosiva será la liberación de esas emociones.  

La mejor forma de gestionar las emociones es dejarles fluir. Es decir, aprender a escuchar su mensaje y sentirlas, en lugar de negarlas o ignorarlas.

Una vez que tomemos consciencia de las emociones, es necesario expresarlas de manera adecuada. Adecuándonos al momento y al contexto para gestionarla de manera apropiada y así evitar enganchados con cargas emocionales tóxicas.

Reprimir nuestras emociones puede provocar que se liberen de forma explosiva causándonos enfermedades | Pixabay

Problemas ocasionados por emociones reprimidas

Con las emociones sucede los mismo que en cualquier situación en la que se acumula algo y no se elimina, llegará un punto en que habremos alcanzado el límite de nuestra capacidad.

Cuando acumulamos emociones reprimidas, en algún momento sentiremos que no podemos seguirlas conteniendo y entonces terminarán liberándose, posiblemente de forma agresiva o explosiva, y con consecuencias desagradables para nosotros mismos y/o los que nos rodean.

Un estudio realizado en la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, concluyó que los individuos que reprimían sus emociones reaccionaban con más ira o ansiedad frente a situaciones desencadenantes.

Por otro lado, el reprimir las emociones provoca un efecto similar al producido por el estrés. Lo que aumenta la tasa cardíaca y la producción de adrenalina y cortisol. Síntomas que de forma acumulada tienen efectos negativos en la salud física.

Es así como una o varias emociones reprimidas pueden somatizarse de diferentes maneras. Siendo los dolores de cabeza y/o espalda, los problemas estomacales, los problemas de la piel y el debilitamiento del sistema inmunitario algunas de las manifestaciones más comunes.

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En estos casos, otra posible consecuencia de reprimir las emociones podría ser el desarrollar dependencia a los medicamentos. En un intento por aliviar unos síntomas que, al estar originados por emociones acumuladas y no gestionadas, no ceden a los tratamientos convencionales por mucho tiempo.

Es por todo esto que se hace imperativo identificar, y aprender a aceptar y gestionar nuestras emociones de manera positiva. Es un proceso que lleva y tiempo y probablemente necesitaras apoyo profesional. Sin embargo, verás que los beneficios merecen el esfuerzo invertido.

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