La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel, que se origina a causa de una alteración del sistema inmunológico. La cual da lugar a un proceso inflamatorio que detona una renovación demasiado acelerada de las células dérmicas, que se acumulan formando capas y/o lesiones.
La forma más frecuente en que se manifiesta esta enfermedad es mediante la aparición de placas o escamas blanquecinas. Aunque también puede presentarse descamación en forma de gotas, lesiones rojas en pliegues y genitales, pústulas, o erupciones de extensión considerable.
La psoriasis no es una enfermedad contagiosa. No obstante, el aspecto de las lesiones puede provocar que las personas que la padecen, sientan inseguridad. Así como problemas de integración, ansiedad y hasta depresión, al sentirse rechazados o avergonzados por su afección.
Se cree que la psoriasis puede aparecer en todo tipo de piel y en cualquier etapa de la vida. También se considera que en su aparición intervienen factores genéticos o hereditarios. Además de que aspectos como la ingesta de alcohol, el estrés, o el uso de ciertos medicamentos pueden incidir.
Pero la realidad es que se desconoce a ciencia cierta cuál es la etiología o causa específica de la enfermedad. No obstante, un estudio realizado hace algunos años en la Universidad de Murcia con más de 800 participantes, sugirió que existe una relación entre esta patología y las emociones negativas.
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Esto no es un descubrimiento nuevo para la biodescodificación. Rama de la medicina alternativa que establece que todas las enfermedades tienen un origen o significado emocional. Sobre lo cual, la psoriasis no es la excepción.
Causas emocionales de la psoriasis según la biodescodificación
Para la biodescodificación, la piel está íntimamente relacionada con el contacto. De tal manera que cuando presentamos un problema de piel, este generalmente está vinculado con las relaciones, tanto con la propia persona como con los demás.
Generalmente se trata de un conflicto de separación el que actúa como desencadenante de la psoriasis. Por ejemplo, sentirse separado del padre, bien sea biológico o simbólico. Puede referirse al jefe de tu trabajo o a una persona que ejerce la función paterna como un abuelo o hermano.
Lo cierto es que por lo regular, la persona con psoriasis siente una gran sensación de abandono, o de sentirse desprotegida. Manifestando de esta manera la necesidad de amor no colmado, debido a la separación física o emocional de algo o alguien muy importante en su vida.
La piel se convierte pues en una coraza, con la que nos protegemos de ser heridos al evitar el exceso de acercamiento físico. Nuestra vulnerabilidad al dolor nos conduce a crear distancia o a construir una barrera, que mientras más fuerte, más sensibilidad y miedo oculta.
También puede resultar de la propia percepción de no obtener el reconocimiento que se desea, o por experimentar un problema de identidad o rechazo de contacto con uno mismo. En este caso la persona que sufre esta afección desea inconscientemente renovar o cambiar de piel.
Regularmente, las personas con psoriasis atraviesan un conflicto de doble separación. En donde uno de los conflictos está activo y el otro en fase de curación. Puesto que uno de los conflictos tiene que ver con la propia identidad la psoriasis es una forma de auto-agresión.
Con todo lo expuesto podemos deducir que, cuando una persona sufre de psoriasis, además de seguir tratamiento médico convencional indicado por un especialista de la piel, debe identificar y gestionar sus conflictos emocionales. Pues esto puede ser un paso determinante para controlar la enfermedad.
Recuerda que en este y todos los problemas emocionales que te impiden avanzar, el acompañamiento de un coaching emocional puede ser el apoyo y guía que necesitas para superar muchas de tus limitaciones.